La reforma de las pensiones que están preparando en 2013 es un ataque generalizado a todas las pensiones, presentes y futuras. Esta, como la de 2011, tiene un alcance que rebasa ampliamente el sistema de pensiones y ataca los propios cimientos de la protección social.
La reforma se anuncia como “una reforma para seguir pagando las pensiones”, en un alarde de habilidad comunicativa que debemos denunciar con todas nuestras fuerzas, pues da por hecho que la reforma es inevitable; o aún peor, que oponerse a ella significa estar en contra del sistema.
La reforma tiene dos ejes. El primero es el cambio en el sistema de revalorización de las actuales pensiones. Ahora esta revalorización se efectuará mediante “una complicada fórmula matemática”. Resumiendo: se elimina el principio de mantenimiento del poder adquisitivo. Eso sí, se establece un mínimo del 0,25% de revalorización, que servirá para hacer tragar la píldora a los actuales pensionistas; ya veremos lo que dura ese mínimo. Sigue leyendo