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¿Conciliación?

Conozco a una inmigrante sin papeles que trabaja como empleada de hogar interna en una casa de Barcelona. Lleva allí tres meses y cobra 800 euros al mes por un horario que es esencialmente todo el tiempo: tiene pactadas una hora de descanso en medio del día y libra las tardes de jueves y domingos, pero ni siquiera eso se cumple siempre. Terrible, no? Comprenderéis que no esté muy contenta y quiera otra cosa (por cierto, es de toda confianza, si alguien sabe de algo que me lo diga).

Pero hoy lo que me tiene obsesionada es lo que me contó ayer. Me dijo que ahora es ‘más duro’. ¿Por qué? Porque, ahora que el bebé tiene casi tres meses, ‘la Señora’ ha empezado a irse de viaje de trabajo y la deja sola al cargo; así que ella está abrumada con tanta responsabilidad y con tanto trabajo, porque ahí ya de los descansos pactados ni hablamos.

Seguro que algunas personas verán detrás de esta historia una madre irresponsable y explotadora. Yo veo una madre estresada sufriendo horriblemente por tener que dejar a su bebé en manos de alguien a quien solo conoce desde hace tres meses. Veo una mujer haciendo equilibrios imposibles en su puesto de trabajo para que no la echen, pensando en su bebé y llamando a escondidas a mi amiga a ver cómo está. Veo a mi amiga sin saber si decirla que la criatura llora… y veo al bebé contagiado de tanto estrés y tanto sufrimiento.

Veo también, aunque resulte difícil verlo, un padre invisible y ausente, porque tengo el dato de que hay un padre y que está viviendo en la casa. Del padre no puedo ver nada más: no sé si estará estresado, si sufrirá… ni siquiera sé si viaja o no viaja. Lo que sí supongo es que no tiene que hacer tantos equilibrios en el trabajo, porque sé que no es él el que llama para ver cómo se encuentra el bebé y, es más, a efectos de la empleada doméstica él ni existe (solo ‘la Señora’).

Y veo unos Gobiernos irresponsables que la única vía que nos ofrecen es esta, porque este es el sistema de ‘conciliación’ que tenemos. Es verdad que ‘la Señora’ podría ser más generosa, pero desde luego nunca podría pagar ese trabajo super-delicado y de altísima confianza como se merece. Y, aunque pagara más, siempre estará dejando a su criatura en manos de una desconocida. Nadie negará que cualquier madre (y padre, creo) ganaría en tranquilidad dejándole en una escuela de educación infantil (Sr Ministro Wert: E-DU-CA-CIÓÓÓN!!!!). Pero no es fácil encontrarla y menos para esa edad. Además, no hay escuela que sustituya estos horarios maratonianos ni a estos padres que no se implican.

Es verdad que el padre podría implicarse más, pero ¿alguien se preocupa de decírselo? Te dicen que conduzcas bien, pero no que cuides a tu criatura. Es más, te dicen que para eso está la madre, que si eres padre con 15 días de permiso vas que chutas.

Y para qué hablar de la situación de mi amiga. Quiere que la deje salir ‘la Señora’, pero tiene miedo hasta de ir por la calle, nadie que no lo sufra puede saber lo que es ser inmigrante sin papeles.

Y a esto lo llaman ‘conciliación’. ¡Pero si nos estamos matando!

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