(Publicado este mes en Alternativas Económicas)
Los impuestos tienen dos funciones fundamentales: la recaudatoria y la redistributiva (reducción de la desigualdad social mediante la progresividad, es decir la mayor imposición a las rentas altas). Además, no deben provocar agravios comparativos ni fomentar actividades perniciosas para las personas o para el sistema económico. Estos aspectos están estrechamente relacionados. Por ejemplo, para que un impuesto tenga suficiente capacidad recaudatoria debe ser generalizado, y para ello la población debe percibir que es progresivo y que se utiliza para mantener buenas prestaciones sociales y servicios públicos. Por ello, el sistema debe ser analizado en su conjunto.
Conviene recordar estos principios básicos porque hoy están amenazados. A lo largo del siglo XX se fue perfilando un consenso social que permitió a algunos países, como España, implantar sistemas de impuestos y prestaciones modernos a pesar de las resistencias por parte de una minoría muy poderosa. Sigue leyendo →