21/07/2015
Parece que tenemos servida una pequeña serpiente de verano: el debate en torno a la maternidad de Susana Diaz. Por mucho que ella diga que se toma mucho más permiso que otras (el mes de agosto), no se librará de figurar en la lista junto a Carme Chacón, Soraya Sáenz de Santamaría y las que se presenten, culpables todas de no atender suficientemente a sus criaturas. Por supuesto, si alguna se tomara las 16 semanas sería declarada culpable de abandonar el Gobierno. En cualquier caso, culpable. Culpable, en realidad, de pretender ser madre responsable y responsable política al mismo tiempo.
Con este estado de cosas, es muy comprensible que las ministras tengan muchas menos criaturas que los ministros. Sin embargo, he aquí un hecho que, a pesar de suceder profusamente, nunca es noticia: “El ministro X acaba de ser padre”.
En la actualidad nos encontramos con sistemas de rentas mínimas desiguales por CCAA y en general muy insuficientes (como destaca Miguel Laparra aquí, es encomiable el caso de El País Vasco). Por ello, tal como señala la ponencia de Carlos Bravo, el establecimiento de la Renta Mínima Garantizada como un derecho general es urgente, y más en la situación de emergencia social en la que nos encontramos.
Cabe destacar que, afortunadamente, esta no es ninguna idea nueva sino un mecanismo de último recurso que ya funciona en muchos países, en consonancia con los demás elementos de los sistemas de impuestos, prestaciones y servicios públicos que conforman los estados de bienestar más avanzados (aunque ninguno perfecto).
La experiencia internacional demuestra que esta medida, convenientemente gestionada, no crea trampas de pobreza ni otras catástrofes.
Naturalmente, tendríamos que seguir discutiendo sobre cómo perfilar este derecho y sobre qué otras medidas son igualmente importantes.
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