El sábado pasado, más de mil personas nos reunimos en Madrid en torno a un manifiesto denominado ‘llamamiento a la convergencia y a la acción: hay que hacer frente al abuso’. Como su nombre indica, se trata de agrupar a la ciudadanía desesperada ante tanta irresponsabilidad por parte de quienes llevan el timón de esta nave que parece ir cada vez más a la deriva.
Momento histórico: por primera vez en este país, un manifiesto progresista (no emitido por ningún grupo feminista) tiene verdadera perspectiva de igualdad de género. De hecho, el primer punto del programa que se propone es (copio aquí):
a) Inmediata elaboración y dotación presupuestaria de un plan de urgencia por la igualdad como base de lucha contra la crisis y basado en la lucha contra la exclusión, el desempleo, la pobreza extrema y la violencia de género. En concreto, inmediata puesta en marcha de normas ya aprobadas y no aplicadas y otras de nueva creación para garantizar la plena integración de las mujeres en el empleo de calidad y en la sociedad, así como la de los hombres en el ámbito del espacio privado: permisos por nacimiento y adopción iguales e intransferibles para ambos progenitores; universalización del derecho a la educación infantil pública y asequible desde los cero años; implantación general de la semana laboral de 35 horas y racionalización de horarios, prestaciones especiales para las familias monoparentales; eliminación de las barreras para el acceso al crédito de las mujeres y supresión de todos los incentivos para la permanencia de las mujeres en el hogar o en la economía sumergida (declaración conjunta en el IRPF, incentivos al tiempo parcial, excedencias no pagadas, prestación por cuidadoras en el entorno familiar, pensión de viudedad vitalicia, etc…).
El programa es muy elemental, pero es urgente. No va contra nadie, ojalá todos los partidos lo asumieran. Por el momento ninguno lo hace. Veremos cómo evoluciona el proceso, pero es esperanzador que al menos haya un mínimo movimiento, en el sentido literal de que alguien se mueva.
El sábado los/las organizadores/as echaban de menos a las feministas militantes. Las que nos identificamos fuimos inmediatamente invitadas a dirigirnos a la asamblea. Y es que, de verdad, éramos pocas. Otra novedad histórica: muchas de las asociaciones y personas allí presentes habían firmado el manifiesto feminista por la igualdad ante el sistema de pensiones.
Sé que no es fácil, pero creo que debemos estar ahí. Esta vez tenemos más posibilidades de que el feminismo esté presente en este movimiento. ¡Pero para ello hay que intentarlo!