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Esclavizadas: ¡verguenza para nuestros gobiernos!

En Afganistán se va a aprobar una nueva ley que, según fuentes de Naciones Unidas, retrotrae a las mujeres a la peor época de los Taliban. En este artículo, RAWA explica con detalle el contenido de la Ley: las mujeres no podrán trabajar, ni estudiar, ni salir de casa, ni prácticamente nada… sin permiso del marido. La violación será un derecho del marido. Esclavizadas ante el silencio de la llamada ‘comunidad internacional’.

‘Verguenza para Karzai’, titula Soledad Gallego Diaz este magnífico artículo. ¡Verguenza para todos los gobiernos y para todos los organismos internacionales! Se utiliza a las mujeres como moneda de cambio para entenderse con los Taliban ‘moderados’ (así les llaman!). También se utilizaron como justificación cuando les interesó bombardear Afganistán (decían que era para liberar a las mujeres; me acuerdo que incluso muchas feministas se tragaron el argumento).

Estuve entonces, con RAWA, radicalmente en contra del bombardeo y de la invasión de Afganistán. Esa no es la manera de apoyar a un pueblo. Para entenderlo, me acordaba de nuestra historia, cuando estábamos en España bajo la dictadura de Franco. ¿Nos hubiera gustado que nos bombardearan desde Europa, que nos mataran y destruyeran el país? Por supuesto que no! Pero sí pedíamos posiciones firmes frente a Franco, apoyo a nuestras reivindicaciónes de democracia. Sí nos hubiera gustado que nos hubieran apoyado contra Franco durante la Guerra Civil (lo que no hicieron) y que, ya que permitieron a Franco asfixiar a las fuerzas republicanas, nos ayudaran a combatir la dictadura.

La historia de Afganistán no es tan distinta (aunque más grave): EEUU aupó y financió a los Talibán durante mucho tiempo; luego destruyó el país supuestamente para librar a los/as afganos/as; y ahora negocia con el ala que le conviene pasando olímpicamente de los derechos humanos (sobre todo de las mujeres). No es tan distinto ni tan difícil de entender: solo hace falta considerar que las afganas y los afganos son simplemente seres humanos. Que la libertad es una aspiración universal de mujeres y hombres.

Las mujeres afganas necesitan exactamente los mismos derechos que todas las demás mujeres (y hombres). Están esclavizadas, sí. Y no quieren estarlo. Para entenderlo, conviene también mirar a nuestra historia y a nuestro presente. Crecí, en la España de los años 60, viendo cómo mi madre estaba esclavizada. Todas las mujeres casadas eran, por ley, esclavas de sus maridos (en realidad era una ley no tan distinta de la que se está aprobando ahora en Afganistán: poder absoluto para ellos). Y los curas del Régimen (como un tal ‘Padre Venancio Marcos’ que tengo grabado a sangre y fuego en mi cabeza) ordenaban a las mujeres por la radio soportar los golpes del marido con ‘resignación cristiana’.

En nuestro presente, se han concedido libertades civiles a las mujeres… teóricamente. Me escribe (justamente ayer) una mujer y me cuenta (extraigo aquí algunos fragmentos de su email):

«En COU saqué todo sobresaliente matrícula de honor, aprobé con casi 9 selectividad, pero mi ex marido no me dejó ir a la universidad. …Tras sufrir 11 años de maltrato y escaparme de mi casa con mis 4 hijos/as creé una fundación para ayudar a otras mujeres que han sido víctimas de violencia de género y quieren comenzar una vida positiva www.fundacionanabella.org…. Quiero aprender y formarme para cambiar las cosas… creo que si las mujeres luchamos juntas nuestras hijas y nietas vivirán en una sociedad más igualitaria y justa».

Sí, esclavizadas. Más esclavizadas en el Africa Subsahariana y en Oriente medio, más esclavizadas en algunas situaciones, países, circunstancias… pero esclavizadas. Liberación de las mujeres. Women’s Lib. Liberation des femmes… ¡internacionalismo feminista!. ¡Los derechos de las mujeres son derechos humanos! Como pedimos en el manifiesto ‘Feminismo ante la crisis‘, las relaciones internacionales deben incluir la exigencia de igualdad de género. Los gobiernos occidentales y los organismos internacionales tienen mucho poder para poner condiciones. En lugar de las perniciosas condiciones de ajuste estructural que han puesto hasta ahora, deben exigir derechos para las mujeres (por cierto, y aunque no sea esa la primera razón para la lucha, la falta de derechos de las mujeres está en la base del subdesarrollo de los países).

¡Exijamos libertad total para todas las mujeres! ¡Igualdad total! ¡Basta de complicidad de los gobiernos (EMPEZANDO POR EL NUESTRO)!

Lo que desea Ana, una sociedad más justa e igualitaria para nuestras hijas y nietas, es lo que deseaba mi madre, lo que deseamos muchas mujeres, de aquí y de allí, de ahora y de antes. Y cada vez más hombres se unen a la lucha feminista. Claro que sí, ¡juntas podemos!

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