Este otoño se ha producido un evento que me parece de especial relevancia para el feminismo español: el IV Congreso de Economía Feminista, celebrado en Carmona (Sevilla), durante los días 3, 4 y 5 de Octubre de 2013, y organizado en esta ocasión por la Universidad Pablo de Olavide.
Este no ha sido solamente un congreso científico, y no ha sido como los anteriores. Este año el movimiento feminista ha estado más presente que nunca.
Esta es la gran novedad: el movimiento feminista ha llegado a la necesidad de arremangarse para meter las manos en la masa de la economía. Ya no se trata solamente de denunciar la situación desigual de hombres y mujeres en todos los ámbitos materiales, que eso sí se venía haciendo durante las últimas décadas, sino de responder a la pregunta crucial: ¿Qué podemos hacer ante esta situación? Este es el punto de inflexión, lo que Celia Amorós llama el paso del ‘memorial de agravios’ a la construcción de las reivindicaciones feministas.
Con el ánimo de contribuir a este proceso, en este artículo abordaré algunos temas que considero cruciales, conservando y reflejando los ecos que aún conservo en mi memoria de las interesantísimas discusiones de Carmona. Después destacaré algunas de las conclusiones y de las reivindicaciones que considero importantes para ese programa económico feminista que debemos construir conjuntamente.