La semana pasada participé en un acto en defensa de las pensiones públicas, organizado por la Mesa Estatal Pro-Referendum de las Pensiones. Una iniciativa más de resistencia frente al ataque neoliberal.
El video del acto entero está disponible aquí
Lo primero que me gustaría resaltar es que la movilización social está viva. Que no veamos resultados a corto plazo no es razón para desanimarnos (¿acaso alguna conquista social fue fácil o nos vino dada?). Esta iniciativa es una prueba más. La sala estaba llena de personas preocupadas, con ganas de debatir y de actuar.
En primer plano estuvo la evidencia de que este es un intento de desmantelar el sistema público de pensiones, dentro de la ofensiva neoliberal contra toda la protección social.
El sistema de pensiones español es muy reciente. Aún no estaba implantado en toda su amplitud y era mejorable. Pero, antes de que pudiéramos eliminar los desequilibrios, nos enfrentamos a este ataque frontal a sus propios cimientos. ¿Con qué fin? Evidentemente los beneficios a corto plazo para el capital son dobles y complementarios: por un lado las empresas se evitarían pagar los impuestos que todo sistema de bienestar necesita. Por otro lado, el capital financiero se beneficiaría de una extensión de los planes de pensiones privados. Y si estos planes privados son obligatorios de suscribir para las personas trabajadoras, mejor que mejor; ese es el próximo paso que se prepara.
En sucesivos posts señalaré aspectos importantes y gravísimos de las reformas en curso. La de 2011 fue una primera rebaja generalizada de las pensiones, aunque sus consecuencias más desastrosas recaerán sobre las personas con carreras de cotización cortas y con pensiones bajas (enorme mayoría mujeres). Un ataque selectivo que se “vendió” como no tan perjudicial para el “trabajador medio”, con la gran habilidad comunicativa que caracteriza a la ofensiva neoliberal.
La reforma de 2013 es un ataque generalizado a todas las pensiones, presentes y futuras. Ambas reformas tienen un alcance que rebasa ampliamente el sistema de pensiones y ataca los propios cimientos de la protección social.