El otro día me enteré, por pura casualidad, de la muerte de mi amigo y compañero Jorge Gracia Fernandez Casadoiro. Me sé bien su trayectoria porque coincidió en múltiples puntos con la mía: coincidimos en la facultad de Matemáticas, donde él era del PC, e incluso me acogió en su casa durante una de aquellas diásporas subsiguientes a las redadas de la policía franquista.
Sus amigxs nos beneficiamos de su paso por diversos e interesantes puntos de la geografía española: Fortuna (Murcia), Belmonte (Cuenca), Cebreros (Ávila), Las Palmas (Gran Canaria), Vallehermoso (La Gomera), Jarandilla (Cáceres)… Coincidimos también en Arenas de San Pedro, y por supuesto en Madrid. Hicimos la misma oposición (el mismo error) y él terminó en el INE donde, mira tú por dónde, emprendió la publicación ‘Mujeres y Hombres en España’ con el entusiasmo y la dedicación que le caracterizaban. De hecho, no quiso irse del INE (me consta que tuvo la oportunidad de ganar más dinero por menos dedicación) porque le gustaba su trabajo; aunque parece que trabajar duro no le llevó a muy buen puerto, ya que terminaron por apartarle de aquella publicación. También coincidimos en la Junta Directiva de ATTAC Madrid. Últimamente le tenía un poco perdida la pista, pero ahora paseando por la web he visto rastros de sus apoyos a causas perdidas, homenajes y firmas de manifiestos anarquistas.
No me sorprendió oír, junto a la terrible noticia de su muerte, que Jorge desentonaba en su centro de trabajo, que últimamente iba con un pañuelo palestino; que alguna gente opinaba que era un intransigente. Me le imagino dando rienda suelta a su creciente impotencia contra un ambiente bienpensante.
Él desentonaba. Lxs demás sobrevivimos adaptándonos al medio. Un medio en el que alguien con un pañuelo palestino y un pendiente está muy, pero que muy mal visto, mientras que las manifestaciones contra el genocido en Gaza congregan a escasas docenas de personas. Pero ¿dónde está la razón? Al menos sabemos dónde no está. Así que creo sinceramente que es un gran mérito desentonar.
Y últimamente pienso en Jorge. Pensé el otro día en la manifestación de la huelga, cuando unos anarquistas desplegaron una gran pancarta en la Puerta del Sol que decía lo que nadie se atrevía a decir. He pensado esta mañana cuando comentaban en la radio que en el Reino Unido detuvieron a 6 barrenderos porque estaban hablando mal del Papa en el desayuno; y los tertulianos lo veían normal, decían, porque «hay que extremar las precauciones»
Desde aquí un abrazo grande a su compañera Rosa Cabrero, a su hija y a todas las personas que le quisimos.
Maria, me ha emocionado mucho leer el breve pero conciso recorrido de la fructifera vida de mi compañero.Su lucha por un mundo mejor y su capacidad no sólo intelectual sino principalmente afectiva quedará en la memoria de muchas de sus amistades. Gracias.
Salud y un fuerte abrazo.
Querida María, no sabía que Jorge se había ido.Igual que tu lo siento de verdad.Gran carácter el de Jorge.La última vez que lo vi fue en nuestro Aloque.Lo tengo en mi memoria.