Ayer registramos la Ley de Reforma de los Permisos en el Congreso de los Diputados (así se llama, hasta que arregle ese problema del masculino genérico).
Ha sido un camino difícil, largo, agotador… pero ahí está la Propuesta de Reforma de los Permisos, una Proposición de Ley totalmente elaborada, con sus disposiciones adicionales, leída por todos los grupos parlamentarios sin que ninguno haya puesto ninguna objeción. Lista para su votación… cuando algún grupo la lleve al pleno, que eso es lo que toca ahora pelearse.
Porque Izquierda Plural la ha registrado pero tiene muy poco ‘cupo’ (o sea, el número de proposiciones de ley que puede presentar al Pleno es muy reducido); el Grupo Mixto idem… y los demás grupos, aunque nos dicen que esta Ley es muy importante para la igualdad, por ahora no la han asumido como propia ni siquiera para registrarla. Todo llegará, esperemos, o por lo menos trabajemos en esa dirección, es lo único que podemos hacer.
Hemos aprendido mucho en todo este tiempo de muchas cosas diversas; hemos trabajado duro pero también ha sido muy emocionante y hemos tenido muchas satisfacciones. Es estupendo evolucionar colectivamente, porque esta propuesta es el resultado de muchos debates, dentro de la PPIINA y con muchísimas personas de todos los ámbitos de la sociedad. Es muy satisfactorio ver cómo nuestros argumentos llegan a la gente; los apoyos recibidos. Y es genial trabajar en este grupo de personas en el que compartimos tantas cosas básicas y fundamentales. Porque nuestra reivindicación es única, pero esa reivindicación sintetiza una forma de ver la vida, una idea de qué sociedad queremos, un acuerdo profundo sobre que lo importante es el bienestar de las personas, y que la igualdad es el cimiento para que pueda haber armonía, entendimiento, felicidad, derechos humanos….
Pero a mí lo que más me satisface es esa sensación que he visto comentar muchas veces (ayer sin ir más lejos); y con la que me identifico plenamente: que lo que en realidad nos gusta de estar en la PPIINA son las personas. Que nos une esa voluntad de ‘movernos solo por el objetivo’; esas ganas de cuidarnos lxs unxs a lxs otrxs, de reconocer el trabajo de todas las personas, de comprender y respetar las formas de ser de cada cual; esa seguridad de que la democracia es siempre lo bueno aunque a una le fastidie que la mayoría no le de la razón; ese profundo convencimiento de que, si luchamos por aumentar la felicidad en el futuro, el buen rollo en el presente es tan importante como el aire que respiramos.
Gracias, compañerxs, gracias a todas las personas que estáis apoyando este proceso. El sábado lo celebramos!