El HANDALA es uno de los barcos de «La Flotilla de la Libertad«, una coalición de personas que desde 2008 tratan de romper el bloqueo marítimo de Israel a Gaza.
El HANDALA partió de Noruega. Yo he estado «embarcada» en el tramo de Denia a Marsella, porque en este viejo barco pesquero, aparte de la tripulación estable, van participando personas de los países por los que transita. En cada puerto permanece unos días durante los que se organizan actos informativos y reivindicativos. ¡Que no nos olvidemos de Gaza!
A partir de Malta, «el tramo final» es mortalmente peligroso: Israel les ataca en aguas internacionales, requisa la carga, les encarcela y les deporta. En 2010 asaltó el barco «Mavi Mármara» matando a 10 personas e hiriendo a más de 50 (ver el documental «Fuego sobre el Mármara«).
¿Ataque en aguas internacionales? Es un detalle minúsculo comparado con el genocidio que está perpetrando Israel sobre el pueblo palestino. Las cifras mágicas que nos dan en TV como la de 40.000 «muertos» (son asesinados) maquillan la realidad. La revista Lancet estima que pueden llegar a 200.000, lo que sería casi el 10 % de los 2,3 millones de personas atrapadas en Gaza.
El 7 de Abril, en aljazeera.com se recogían las estimaciones de NU hasta entonces: desplazadas internamente: 1,9 millones de personas (el 80%); destruidas: el 62% de las casas, el 80% de las escuelas y el 84% de los recursos de salud. ¿Cuáles serán las cifras tras 5 meses más de brutal genocidio?
Es un genocidio en directo, y son nuestros gobiernos quienes siguen apoyando al perpetrador. La gran hipocresía: EEUU, a la vez que pide a Israel un alto el fuego (no dice «permanente»), aprueba una partida de 20.000 millones de dólares para que siga matando. España hace tímidos gestos de apoyo a Palestina, pero mantiene las relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, incluyendo el negocio de armas y de tecnología de control y represión.
El expolio no empezó el 7 de octubre de 2023 sino que viene de lejos pero, entre la impotencia y la desinformación, lo dejábamos pasar. Ahora ya es imposible no verlo, no sentirlo, no gritarlo. Y cuando lo gritas, cuando estás con personas que también lo sienten y lo gritan, no estás sola; sufres pero sientes que estás poniendo tu granito de arena; estás unida a esa marea ya imparable que se rebela. La solidaridad nos une. Esto es lo que he vivido con esa maravillosa tripulación del HANDALA y con la gente de Denia y de Marsella.
También he aprendido más del colonialismo cruel que sufre Palestina; todo (supuestamente) por la fantasía de una tierra prometida al «pueblo judío», primero por un libro, desde 1917 por Gran Bretaña y desde 1947 por la mismísima ONU con la colaboración de las potencias occidentales. Pero es que «regalaron» una tierra que no era suya y donde había gente viviendo.
Recomiendo 3 podcasts de Nieves Concostrina para repasar la historia: «La declaración Balfour» en 2017 «El expolio se oficializa» en 1947 y «Arranca el plan de exterminio de los palestinos» en 1948. ¡Imprescindibles!
He reaprendido que la democracia solo puede ser laica. La teoría de los dos estados, uno judío y otro… ¿musulmán?, no es más que un cuento que legitimaría el expolio al que ha sido sometido el pueblo palestino (donde convivían pacíficamente personas de diferentes religiones y de ninguna) y no detendría a Israel, como no lo ha detenido hasta ahora.
Un solo estado palestino, laico y democrático, es el único camino para las personas que allí habitan. Y no nos olvidemos de las mujeres, porque a ellas, nosotras, nos machacan especialmente las religiones, allí y aquí.