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El Objetivo de la Digitalización (crónicas de una desinformada)

Me he quedado estupefacta al entrar en el Corte Inglés. Esperaba encontrar, en estos días navideños tan entrañables, un sinfín de artículos de regalo para disfrutar de juegos colectivos como aquél del amigo invisible. Pues no, según entré, solo vi pantallas. Un amplio espacio casi vacío, solo poblado por pantallas de todos los tamaños y variedades.  Subiendo las escaleras, más y más pantallas.

Vaya, me dije, esto debe de ser lo que le oí al Presidente del Gobierno en la televisión: «el objetivo de la digitalización«. Y, ahora que lo pienso, ¿por qué ese es un objetivo? No digo que no sirva absolutamente para nada, pero algo que sirve para algo es un medio, ¿no?

Sí, repito, ya sé que las pantallas pueden ser un medio bueno para algunas cosas, pero parece que nos causan problemillas. Claro que mejor no hablar de, por ejemplo, los efectos de las ondas sobre la salud (incluyendo los auriculares inalámbricos, ahora obligados porque ya los móviles nos los venden sin  entrada de cable); ni de los efectos sobre el planeta de tantas minas de litio para baterías tan perecederas; ni de tantos deshechos electrónicos porque cuando la batería falla hay que tirar el móvil entero; etc., etc. No, mejor no hablar de esas cosas que se comentan en medios conspiranoicos y desinformadores.

Yo me limito a los problemas reconocidos en los medios de los que hay que fiarse, como la tele de toda la vida. Por ejemplo, me ha parecido entender que las pantallas son malas para las criaturas. De hecho, el informe PISA de la OCDE ha revelado que la comprensión lectora ha descendido sustancialmente debido a las pantallas. Los «expertos» nos dicen que las pantallas generan adicción (¡oh, gran descubrimiento!). Niños de 9, 10 u 11 años se atiborran de pornografía, que casi en un 100% es pura violencia contra las mujeres. Dice el New York Times: «Los tecnólogos de Silicon Valley no quieren que sus hijos usen los dispositivos que ellos fabrican» (¡qué simpáticos!).

Todo esto sí lo he visto pasar efímeramente en los medios «serios», pero así tal cual, como si fueran fenómenos naturales inevitables. Porque ninguna de estas noticias se ha traducido en medidas para proteger a la infancia, y mucho menos en cuestionar la digitalización como objetivo. Así que me sigo preguntando: ¿para quién es un objetivo la digitalización?

Como nadie me contestaba, he caído en la tentación de desinformarme en esos canales alternativos; perdón, negacionistas, conspiranoicos, desinfornadores, quiero decir. Y allí he encontrado datos: mientras los confinamientos arruinaban a medianas y pequeñas empresas; mientras mucha gente se quedaba sin medio de vida; quienes multiplicaron astronómicamente sus beneficios fueron los ya llamados «los cinco grandes» (Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft); junto con las farmacéuticas, por supuesto.  Así que, venía yo pensando, ya empiezo a comprender para quién es un objetivo esto de la digitalización.

Me sacó de mis pensamientos una antigua amiga del barrio a la que no veía desde antes de la catástrofe de marzo de 2020. Nos alegramos mucho de vernos, nos abrazamos (¡albricias!), y en el repaso de nuestras vidas llegamos al acontecimiento que todo lo cambió. Me contó lo sola que se había sentido y luego, muy ufana, me dijo que no quiso acoger a una amiga en su casa porque no se había vacunado. Creí que era porque tenía miedo y le aclaré que, según la OMS, la vacuna COVID no impide la transmisión. Pero no le interesaba eso. «Yo con negacionistas no quiero tener nada que ver», me dijo. Ah, le pregunté: ¿y qué es negacionista? «Pues como el imbécil de Miguel Bosé». ¿Pero en qué estaba tu amiga de acuerdo con Miguel Bosé? » No tengo ni idea, yo simplemente la eché de mi casa y ni hablé con ella».

Pensé: esta es «la nueva normalidad»; con razón ya nos habían avisado en la tele de que había llegado para quedarse. Y me diréis: ¿ qué tiene que ver esto con el objetivo de la digitalización? ¿Y con la lucha contra los bulos y la desinformación? Mucho, creo, pero eso ya para otras crónicas desinformadas.

Publicado en la Revista NHU de Lavapies, Latina y Embajadores

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