Cuanto más avanza el consenso social a favor de repartir equitativamente el cuidado y el empleo entre hombres y mujeres (o sea, eliminar la división sexual del trabajo), más se complican las regulaciones de los permisos. En nuestro país hay 3 reformas propuestas: la de UP_ECP-EM, que adoptó el diseño de la PPIINA; la del PSOE y la de Ciudadanos.
Mientras que el diseño de la PPIINA es fácil de explicar (en este video de 2 mn. está todo), las otras dos reformas están llenas de «letra pequeña». Son regulaciones con tantos entresijos que es desesperante tratar de entenderlas y de explicarlas. Hay cláusulas aparentemente contradictorias. Por ejemplo, Ciudadanos justifica los permisos transferibles (que llama «de libre distribución entre progenitores») en aras de la «libertad de elección familiar», pero luego pone las 10 semanas intransferibles «ininterrumpidas», impidiendo a las personas progenitoras que elijan organizarse y turnarse como les convenga. O sea: libertad de elegir según qué.
Leyendo las Proposiciones de Ley nos encontramos con muchas complicaciones aparentemente innecesarias, como si quienes las hubieran redactado no tuvieran el don de la economía del lenguaje. Sin embargo, estas complicaciones no son nuevas y tienen una función: mediante argucias similares se ha conseguido que en la mayoría de los países europeos actualmente las mujeres cuiden a tiempo completo a sus criaturas practicamente el primer año completo (por lo menos) y que los hombres no se queden nada o casi nada de tiempo solos al cargo del bebé.
Claro, que si nos dijeran que iban a aprobar una Ley con ese efecto la rechazaríamos. Por eso todo se complica de tal forma que esos efectos no son evidentes sin conocer a fondo las experiencias de otros países. Además, la casuística se hace más variada. Incluso, tanto en otros países como en las regulaciones propuestas, cualquier afirmación podrá contradecirse con el argumento de que hay excepciones. El criterio de simplicidad es uno de los que deberían regir la actividad legislativa en democracia, precisamente porque legislar engorrosamente provoca indefensión en la ciudadanía.
El conocimiento de la realidad se dificulta aún más porque tampoco se publican ciertos datos clave, como por ejemplo el uso a tiempo parcial del actual permiso de paternidad español, o en qué medida las mujeres islandesas compatibilizan el permiso a tiempo parcial con la reducción de jornada por la parte que les tocaría ir a trabajar, convirtiéndose así en cuidadoras a tiempo completo a la mitad de paga. O, en los países en los que el permiso se puede tomar hasta los 12 años como en Suecia, tampoco se publica regularmente la edad a la que se lo van cogiendo los padres.- son datos que exigen estudios sociológicos, y para ello hay que tener interés en promovoerlos.
Pero sí hay una norma social en cada país que al final se descubre (aunque a veces hay conocer mucho un país para desvelar algunos secretos bien guardados que una vez descubiertos no te niega nadie), por mucho que haya casos minoritarios que la esconden (la «disfunción narcotizante»). Y esa norma social es la que sufren las mujeres. Y no es lo mismo el efecto de unos permisos que resultan en un uso tan desigual en Suecia que el efecto de la misma reforma en países con alto nivel de paro y de precariedad femenina como Estonia o España. A este respecto, debemos preguntarnos cómo es que Ciudadanos reivindica el modelo sueco precisamente para los permisos (muy desiguales allí), pero no para todo lo demás, que es lo que sí está bien en Suecia (en este artículo lo explico: «El ‘modelo nórdico’ de Ciudadanos«)
Por todo ello, y considerando que estamos en un momento crucial, he elaborado este documento de comparación entre las reformas que hay actualmente propuestas en España:
Comparación de las reformas de los permisos propuestas y su uso esperado