#7N, apunten, difundan, acudan. Ese día tendrá lugar la marcha estatal contra las violencias machistas. Las feministas pretendemos que la ciudadanía proveniente de todo el Estado llene las calles de Madrid. Esta gran manifestación se unirá a otras multitudinarias que se están realizando en el mundo. Un clamor de justicia, una condición necesaria para pasar a la acción. Pero la pregunta es: ¿qué acción? ¿Qué pasará el día después del #7N aparte de celebrar el éxito de la manifestación, como hicimos en Argentina o en India recientemente?
España es un país privilegiado para reflexionar sobre este tema. Después de 10 años de una Ley de Violencia de Género reconocida como pionera, ¿qué queda por hacer? Naturalmente esa ley tiene mucho margen de mejora y ampliación, y ya sería importante que con esta movilización consiguiéramos una evaluación seria y una reforma radical de la ley actual.
Pero sabemos que ni con esas mejoras sería suficiente.
En la actualidad nos encontramos con sistemas de rentas mínimas desiguales por CCAA y en general muy insuficientes (como destaca Miguel Laparra aquí, es encomiable el caso de El País Vasco). Por ello, tal como señala la ponencia de Carlos Bravo, el establecimiento de la Renta Mínima Garantizada como un derecho general es urgente, y más en la situación de emergencia social en la que nos encontramos.
Cabe destacar que, afortunadamente, esta no es ninguna idea nueva sino un mecanismo de último recurso que ya funciona en muchos países, en consonancia con los demás elementos de los sistemas de impuestos, prestaciones y servicios públicos que conforman los estados de bienestar más avanzados (aunque ninguno perfecto).
La experiencia internacional demuestra que esta medida, convenientemente gestionada, no crea trampas de pobreza ni otras catástrofes.
Naturalmente, tendríamos que seguir discutiendo sobre cómo perfilar este derecho y sobre qué otras medidas son igualmente importantes.
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