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Amas de casa y paro

En Más de la Mitad

El Presidente de la mayor organización patronal española (CEOE) dice que el paro es del 26% en España porque 1 millón de amas de casa se han apuntado para recibir subsidios). No es verdad: la tasa de actividad femenina española es menor que la de nuestros vecinos europeos (Francia, Portugal, Alemania, Reino Unido…). Tampoco es posible que, salvo casos de verdadero despiste, alguien se apunte al paro con la esperanza de un subsidio para ex-amas de casa. Como se ha encargado de recordar Cándido Mendez, los subsidios solo son para personas que pierden un empleo. Así que El Sr. Rosell se lució.

Pero lo verdaderamente alarmante es que ese señor realmente piensa que las mujeres deberían haberse quedado en casa. Este es el imaginario social de nuestro empresariado, y a partir de ahí podemos hacernos una idea del calvario de las mujeres en el mercado laboral español.

En política tenemos anécdotas de este estilo, como la protagonizada por el Ministro de Justicia Enrique Mújica en 1990, pero pertenecen a otra época. Hoy un ministro no se permitiría esos deslices verbales, por el momento. Sin embargo, es muy preocupante que ni el Gobierno ni el PP hayan reaccionado a esas declaraciones del representante de la patronal. ¡Cuidado, que ningún avance es irreversible!

Los sindicatos sí han reaccionado, pero sus declaraciones también son bastante preocupantes. El Secretario General de UGT dice que es normal que las «cónyuges de los parados» busquen trabajo cuando su pareja ha perdido el empleo y hay que alimentar a la familia. ¿Le parecería normal que un ama de casa buscara empleo simplemente porque está hasta los pelos de ser ama de casa? ¡Qué ocasión perdida para recordar que todas las personas, incluidas las mujeres, tienen derecho al trabajo, tal y como figura en la Constitución!

La verdad es que las mujeres aún están excluidas de los derechos básicos: derecho a un empleo digno, a un salario digno, a unas prestaciones sociales dignas, Derecho a la independencia económica para poder decidir sobre nuestras propias vidas. Derecho al aborto (interrupción libre del embarazo) para poder decidir sobre nuestros cuerpos.

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No se niega que tengamos todos esos derechos, e incluso se utiliza un lenguaje correcto algunas veces. Hasta se declara como objetivo la incorporación de las mujeres al empleo. Pero la realidad es que nos hemos incorporado al empleo (y al paro, claro está, sobre todo al paro) sin ayuda de nadie y a pesar de los incentivos en contra.

La realidad es que cuando nos hablan de «derechos de las mujeres» no se refieren a la necesidad de que las mujeres también tengamos derechos humanos y laborales. Se refieren justamente a lo contrario: excedencias, empleos a tiempo parcial, paguitas para cuidadoras, permisos de maternidad mucho más largos que los de paternidad… Los mal llamados «derechos de las mujeres» son medidas para que las mujeres sigan cuidando y solo duran mientras ellas realizan esas tareas. No dan derechos sociales y nunca son suficientes para existir independientemente. Eso sí, sirven para que sigamos siendo «cónyuges».

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Comentario

  1. Enhorabuena por su artículo en 20 Minutos; realmente se observa que mientras que aquellas personas que no constaban como población activa se mantuvieron dentro del ámbito de lo doméstico/privado, la reducción del saldo de personas en situación administrativa de desempleo (que no parado/as funcionales) iba viento en popa. Desgraciadamente ha salido a relucir (valga la expresión) la invisibilidad de aquellas personas, mayoritariamente mujeres, que han dedicado sus vidas a realizar funciones no remuneradas, no cotizadas o no reconocidas (o todo de modo simultáneo. A veces escucho decir (y pienso) que si se convocase con éxito una huelga de trabajadoras/es invisibles (relativas a cuidados, servicio doméstico, amas y amos de casa), las personas que toman las decisiones y poseen los recursos quizá valorarían la situación desde una óptica más realista y cercana a los problemas de nuestra mayoría silenciosa alejada de ese eje de poder androcéntrico

    Un cordial saludo y continúe dándonos su voz a las personas que no somos ni vistas,oídas ni mucho menos escuchadas.

    Antonio González Villegas

    Educador Social de Menores en Riesgo de Exclusión Social, Cuidador de personas con divesidad funcional, Formador Ocupacional. En situación de desempleo admiistrativo