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20 años de presupuestos con perspectiva de género: ¿qué onda?

En Noviembre de 2024 fui a Estocolmo para participar como experta independiente en un seminario organizado por la Comisión Europea: The EU Mutual Learning Programme in Gender Equality – Progress on gender and equality budgeting within the European

Me ha parecido un buen momento para hacer balance de los 20 años desde la adopción de la perspectiva de «los presupuestos con impacto de género», que se adoptó para intentar cambiar los presupuestos públicos, de tal manera que pasen a promover la igualdad entre hombres y mujeres en lugar de perpetuar la desigualdad.

Este es el informe que presenté en inglés, y aquí la primera versión en español

Mis conclusiones:

1) en comparación con otros países, técnicamente España es de los más adelantados en la puesta en pie del proceso llamado «presupuestación con perspectiva de género». Hemos hecho bastante los deberes. Tenemos bastantes estadísticas desagregadas por sexo (falta mucho, claro) y el informe de impacto de género es ya uno de los tomos de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Pero, ay, 

2) ¿Ha servido todo este proceso para cambiar los presupuestos? Por supuesto que algunos avances ha habido (y también retrocesos), pero la pregunta es si se deben a estos métodos, técnicas, procesos o como los queramos llamar. Mi respuesta es que no. Porque el informe, sin dar cifras presupuestarias, indefectiblemente concluye que el impacto de género del programa correspondiente es positivo, o en una minoría de casos, neutro. Negativo nunca. ¡Y mira que tenemos problemas las mujeres! Entonces, ¿quizás todo este ejercicio ha servido para «redimir» a los PGE? Me encanta una expresión: window dressing (=vestir el escaparate).

3) Sin tanta técnica, , sin tanta «capability building», las organizaciones feministas son capaces de coger el presupuesto y analizar sus partidas. Aquí está el trabajo de la Plataforma Impacto de Género Ya, cuyo último informe es el de los PGE para 2023. A veces estoy más de acuerdo y otras veces menos, pero al menos hablan de presupuestos, de las cifras de los presupuestos.

4) Mi conclusión fundamental: para cambiar los presupuestos públicos lo que se necesita es voluntad política. Esa voluntad política está en el Gobierno y en el Parlamento (no en las personas funcionarias que elaboran los presupuestos). Y la voluntad política se cambia con la movilización feminista.

 

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