El Ministro Montoro ha declarado que estudia favorecer la natalidad en la reforma fiscal que prepara. En el mismo discurso, dice que la reforma fiscal promoverá el tratamiento de la familia como unidad contribuyente… y «realzará el papel de la mujer en el mundo del trabajo, sobre todo su condición de madre».
Es preocupante esta noticia por varias razones:
1) Muchos estudios demuestran que la consideración de la familia como unidad contribuyente (la tributación conjunta) desincentiva la participación de las mujeres casadas en el mercado de trabajo. Ver una sistematización en «Desiguales por Ley«, el libro que acabo de publicar. El Capítulo III se dedica a estos temas.
2) Las políticas tradicionalmente llamadas «natalistas» consisten en incentivar la permanencia de las mujeres en el hogar con medidas como la tributación conjunta y las prestaciones para el cuidado en casa incompatibles con el empleo. Pues bien, existe una amplísima evidencia científica de que ese tipo de medidas no favorecen la natalidad sino todo lo contrario. La única forma de recuperar las tasas de fecundidad es precisamente permitir que las mujeres puedan decidir ser madres sin que eso les aleje del empleo de calidad, como han demostrado fehacientemente los países nórdicos (más detalles en Desiguales por Ley, capítulos 1 y 6). Mientras las mujeres tengan que elegir, ya no van a optar masivamente por la maternidad, como se está demostrando.
3) El Tribunal Constitucional ya dictaminó en Febrero de 1989 que la unidad contribuyente en el IRPF debe ser la persona «y no las agrupaciones de individuos en unidades familiares».
Así que esas medidas no van a favorecer la natalidad. En cambio, sí pueden aumentar las desigualdades y la discriminación de las mujeres en el empleo. Además, van contra la doctrina del Tribunal Constitucional.
Espero que no se hagan realidad estas declaraciones.