La Comisión del Pacto de Toledo ha propuesto que se estudien medidas para que las amas de casa lleguen a cobrar pensión de jubilación. El informe habla de reconocimiento de periodos cotizados por cuidado de hijos y dependientes, así como de establecer incentivos fiscales, que no concretan, para que coticen los matrimonios con régimen de gananciales. Todo muy vago aún pero muy preocupante, porque supone profundizar una vía ya iniciada hacia la consolidación de la división sexual del trabajo que las mujeres españolas habíamos soñado con desafiar. Pensábamos: puesto que nos hemos incorporado a la educación con inmejorables resultados, ¡queremos nuestros empleos y nuestras pensiones por derecho propio! Aún más, ahora que hemos demostrado nuestra valía para cualquier profesión, y la valía de los hombres para cualquier actividad doméstica, ¡queremos repartir al 50% todas las tareas! ¿No es posible? ¿Por qué no? ¿Se han planteado siquiera la pregunta los diputados y las diputadas de la Comisión del Pacto de Toledo?
Pero ¿quién habla de estos temas? Mujeres en el 99% de los casos. Algunas feministas nos desgañitamos gritando que queremos ser iguales a nuestros compañeros de clase, de trabajo, de vida. Nuestros compañeros progresistas no niegan nuestras razones pero tampoco nos escuchan. La violencia de género se trata como algo abstracto. El Burka se tolera o se minimiza el problema con argumentos cuantitativos (“hay pocos”, repiten). Hemos crecido pensando que estábamos conquistando la igualdad y nos hemos topado con la diferencia.
Muy buen análisis.
Pero la cita no es de Brecht, es de Niemoeller 😉